Esta es una gran verdad que la estoy viviendo, hace un año fue la última vez que visité un hospital y vi a un doctor, bueno el otro día hablé con un amigo que es doctor, jajaja, esa no cuenta.
Esto en realidad es un gran logro en mi vida, antes tenia una historia clínica en varios lugares y muchas medicinas en mi cuarto, que recordaban la fecha de mi última enfermedad, pero hoy eso ya no ocurre, ahora mi mente está sana y se lo debo totalmente a Dios. Él puso muchas personas, herramientas y circunstancias, una de ellas es la psicología, esto me ha permitido ir sanando mi mente. Habían tantos pensamientos equivocados y muchos sentimientos absurdos los cuales no me permitían crecer ni tampoco tomar decisiones, pero poco a poco he ido asumiendo mi rol como hija, como mujer, como persona independiente, no ha sido fácil, ni tampoco el trabajo esta concluido, mas bien las cosas cada día se ponen interesantes y mas duras pero como dije hace algún tiempo cuando comencé a correr:
«Prefiero que me duela el cuerpo, por hacer ejercicio, a que me duela por estar enferma».
Otra herramienta que Dios me dio es la educación vivencial a través de la aventura y la naturaleza. ¡WOW!, ¡esto me encanta! Siempre hubo tanta naturaleza a mi alrededor, pero estaba tan concentrada en encontrar explicación a las circunstancias o usar los pensamientos como mecanismo de defensa, en realidad no se de que me defendía pero cuando esas defensas cayeron, comencé a disfrutar, a vivir a aprender, a escuchar a Dios por medio de cada montaña, árbol, animal y claro acompañada de nuevos amigos locos que quieren que las personas tengan una relación más profunda con Jesús.
Si me pusiera a escribir todas las cosas vividas este año nunca terminaría, aún recuerdo el miedo que tenia de salir de mi zona de confort porque creía que, al salir de ahí no tenía nada mas que hacer o la ocasión que lloré de miedo porque no quería dejar de ser la que era y otra cuando me mire al espejo y me di cuenta que había cambiado hasta las lineas de expresión de mi rostro ya que ahora sonrío con frecuencia.
Puedo concluir que lo importante para mantener mi mente sana es, no parar de caminar, de crecer, de tomar decisiones y sobre todo de creer que ¡Dios nunca me soltará al subir la cumbre de mi vida!
«Puedo cruzar lugares peligrosos y no tener miedo de nada,
porque tú eres mi pastor y siempre estás a mi lado;
me guías por el buen camino y me llenas de confianza.»Salmos 34:4