Mientras vamos creciendo se entiende que es eso de “amar” o por lo menos algunos “individuos” tratamos de hacerlo, digo esto porque otros hasta ahora ni siquiera intentan comprender y ahí es donde aparecen los errores, las malas decisiones, las desdichas.
No pretendo juzgar a quienes no luchan por disfrutar del amor ya que estos años de estudio en psicología me permite entender que dichas personas están faltos de herramientas, el ambiente donde crecieron no fue nada favorable y las historias familiares se repiten una y otra vez.
Años atrás tampoco tenia herramientas y por eso permití que las personas, circunstancias, y en ocasiones, yo misma; me vaya lastimando una y otra vez. No tenia posibilidad de decisión y asumí que el amor era dolor; era hacer todo lo posible para que un “otro” me ame y por ahí escuchaba la frase “porque te amo te lo digo” y recuerdo responder “prefiero que no me ames”. Mi respuesta a eso era como responde una niña cuando su madre le pega, es decir: Mamá le pega a su niña y ella llora “mamá, mamá” y en ocasiones se abraza fuertemente de ella y con ojos de adulto parece absurdo, sin embargo, es parte de la niñez abrazar a lo conocido aunque te hagan daño.
Pero ya no somos niños ya crecimos, y ahora, aunque la niñez haya sido la peor o la mejor ya no hay vuelta atrás. Ahora nuestra tarea es ver con ojos de joven o adulto e ir asumiendo responsabilidades. Si alguien dice que te ama, la pregunta es: ¿Te respeta?, ¿te prohibe hacer aquellas cosas que te ayuda a crecer?, ¿obliga a que hagas cosas que te lastiman?, ¿dice que tu vida esta llena de sufrimientos?, ¿no permite que cumplas tus metas, anhelos? Mejor huye, ahí no hay amor. No hay amor ni de parte del “otro” ni amor “propio”. Algo a cortado la conexión de amor: maltrato, sobreprotección, abandono. Si es tan difícil pensar como adulto tal vez sea porque los pensamientos sean aún de niño, algo te dejo estacionado ahí.
Yo pase estacionada por años ahí, pero gracias a la misericordia de Dios, fui encontrando herramientas que me permitieron crecer, al principio mis absurdos pensamientos de autosuficiencia no permitían que entre a mi corazón ni siquiera el indescriptible amor de Dios pero gracias a las oraciones, conversaciones, tiempo compartido con gente que me ama; pude ir rompiendo esa autosuficiencia. Luego de limpiar el camino otra de las herramientas fue la psicología que permite que a las personas tercas a través de una teoría vayamos entendiendo y creciendo.
Ahora mi vida como una persona adulta me esta permitiendo asumir cosas de adulta, una niña no trabaja, no debería, una niña no se puede casar ni tener una pareja, ¡yo sí! Mi confianza en Dios ha crecido, Él siempre fue y será Dios, pero gracias a su gracia ahora puedo vivirlo, sentirlo y compartirlo. Estoy absolutamente segura de su amor, porque Él me respeta inclusive cuando estoy equivocada, no me obliga a cambiar de opinión.
Por cierto, el ser una mujer adulta no me prohibe de soñar, ilusionarme, correr tras una amigo porque me hizo una broma o ensuciarme disfrutando de cada detalle de la naturaleza.